Eventos de Team Building o Incentivos por objetivos

¿Qué método me conviene para mi empresa?

Los departamentos de Recursos Humanos, en su labor en mayor relación con la dirección de las empresas, buscan métodos y formas para que la producción de la compañía sea la mayor posible. En los tiempos que corren, la psicología de grupo ha entrado de lleno en esta misión y las tácticas utilizadas por las empresas para favorecer y mantener el buen rendimiento de sus trabajadores son cada día más  frecuentes a la par que innovadoras y más que alejadas de la tradición.

A día de hoy, si algo van teniendo claras las empresas –al menos algunas- es que su mayor potencial lo forman sus propios trabajadores, por lo que hay que mantener al empleado contento, motivado, partícipe y activo. Y, por supuesto, esto requiere una dificultad añadida a las labores de dirección y gestión de equipos.

De esta forma, nace una disyuntiva en muchas reuniones encaminadas a la mejora del rendimiento de los trabajadores, basada en la pregunta estrella: cuál es la mejor forma de la que puedo motivar a mis empleados. A raíz de ello, surgen dos propuestas muy diferentes aunque con objetivos casi idénticos: la motivación a través del ofrecimiento de incentivos contra la integración que nos aportan los eventos de team building.

Premiar a nuestros empleados por sus méritos laborales es una práctica nacida haya mucho, pero muy empleada sobre todo en ciertos sectores. Su punto fuerte radica en la incuestionable motivación extra que reciben los empleados en cuestión, que saben que a través de sus méritos laborales pueden recibir beneficios personales tales como viajes o aumentos salariales–entre los más extendidos de los premios-. Sin embargo, como contras, aparece sin duda la excesiva competencia que puede darse entre los propios trabajadores, muy poco recomendable en casi cualquier tipo de empresa. Del mismo modo, esa motivación debería ser en gran parte intrínseca a la persona sin que hubiera premios de por medio, que a través de su buen hacer diario debería buscar siempre repercusiones positivas propias como el reconocimiento personal o incluso una promoción, por ejemplo.

Por su parte, los cada vez más de moda en España eventos de team building aportan un carácter mucho más integrador y novedoso a nuestro objetivo primordial; mejorar la producción de la empresa. En este caso las jornadas empresariales que se organizan llevan como finalidad hacer que los empleados salgan por un día de la rutina habitual de la oficina para a la postre volver a ella con mucha mejor predisposición, ambiente, compañerismo y al fin y al cabo, eficiencia. De este modo, más que buscar una motivación directa, lo que los departamentos de dirección y recursos humanos pretenden con los eventos de formación para trabajadores  es mejorar las relaciones y los lazos interpersonales entre todos los miembros de la empresa, para que la complejidad de las labores diarias quede algo diluida gracias a la cooperación, la comunicación y el compañerismo mutuo. Estos eventos de team building van en contra de esa competencia exagerada o de la visión individualista del empleado, reforzando los lazos que éste tiene tanto con sus propios compañeros como también con la empresa en sí. Sin embargo, caemos en el riesgo de que se convierta en flor de un día y que los resultados esperados gracias a la jornada formativa queden algo diluidos con el paso de los días cuando volvemos a la rutina.

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